esta es buenísima...

A travez de los años se ha dicho, se dice, y se seguirá diciendo que mi hermano y yo estámos igualitos. Y a pesar de los intentos desesperados de ambos por no parecerse al otro, a pesar de mi barba y sus afeitadas casi diarias, de mi cabello extravagante y su peinado de niño bien, nos lo siguen diciendo.

Lo que escribo aqui data de 1990, año en que ingrese a la primaria...

Estoy en mis primeros días de mi primer año escolar, es la hora del recreo, camino despreocupado, a mi lado izquerdo se extiende la pared de un salón que más adelante termina. De detrás de ese salón sale mi hermano corriendo, despavorido y con una sonrisota en la cara; nos cruzamos, según recuerdo apenas me ve, detrás de él sale uno de sus compañeritos, igual de despavorido y con la misma sonrisota en la cara.

No se a que jugaban, pero este chavito perseguía a mi hermano, al menos lo entendí así, uno va corriendo detrás de otro, se ríen, parecía lógico y tenía sentido.

Cuando todo perdió sentido fue cuando el chavito me empezó a corretear a mi, yo obviamente perdí toda mi pasividad y despreocupación e hice lo propio, corrí con un dejo de pánico (era algo miedoso). Bastaron tres o cuatro zancadas para que el chavito viera más adelante a mi hermano y se detuviera con cara de signo de interrogación.
Mi hermano, que ya había detenido su frenesí, entraba en escena y decia "e, es mi hermano, es mi hermano". Yo lo miraba con cara de "no me persigas, soy su hermano, no soy él". Si no recuerdo mal el pobre sonrió contrariado, se rascó la cabeza y reanudó la persecución con el objetivo correcto.

Yo luego no se que hice, seguro seguí caminando hacia atrás de ese salón deseando que mi hermano no tuviera enemigos en la escuela.