miércoles, 28 de enero de 2009

Gigantismos

Por ahí de los 4 a 7 años, en numerosas ocasiones solicité a mi abuela que cuando me hiciera de comer agregará al plato fuerte una ración de coliflor.
Si, coliflor, y debo agregar que nunca lo hice porque me gustara mucho su sabor, el cual tampoco me llegaba a molestar.
La razón por la que pedía este aperitivo era que podía yo jugar a que era un gigante y me comía los árbolitos de un bosque.

Pd. Imagino que para entonces no tenía idea de la existencia del brocoli, porque hubiera echo mi domingo 7.

Ja.

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